Fue un héroe de la Primera Guerra Mundial y Venezuela lo olvidó

julio 30, 2015

Rafael de Nogales Méndez es sin lugar a dudas uno de los más entrañables y sorprendentes personajes de la historia de Venezuela, nacido para la guerra y digno de estar en los más grandes libretos de cine de Hollywood. Lamentablemente Venezuela su patria natal lo ha olvidado por completo.

Nacido en San Cristóbal, Táchira un 14 de octubre de 1879 viene de una casta que tiene inicio en el país desde los tiempos de la conquista de Venezuela, siendo uno de sus ancestros el Capitán Diego Méndez uno de los seis escuderos que acompañaron al Almirante Cristóbal Colón en su cuarto viaje a “Las Indias”.
Por otra rama de su familia, según reseña Ana Mercedes Pérez en su nota preliminar de la edición de 1974 de “Memorias del General Rafael de Nogales Méndez” otro de los ancestros de este extraordinario personaje es el Coronel Pedro Luis Intxauspe (Nogales en Vasco), un hombre que se incorpora a las filas patriotas en 1821, donde la familia pudo expandir su fortuna que daría como resultado la exquisita educación que recibió en Táchira y Europa el joven Rafael Ramón.
La San Cristóbal de finales del siglo XIX es una extraña mezcla de andinos, alemanes, corsos, colombianos e italianos, pero ya hace medio siglo que el Táchira posee una poderosa colonia alemana que influye gradualmente en la cultura de la región. De esta mezcla de culturas, comercio y política se forja una sociedad con identidad propia y característica, un sello personal que le da el hecho de estar aislada de todo el acontecer venezolano por la inexistencia de vías de comunicación, pues en la Venezuela del siglo XIX llegar de San Cristóbal a Caracas puede tomar varias semanas, iniciando la travesía desde el Táchira al sur del Lago de Maracaibo para tomar un barco a Curazao y luego otro a La Guaira para iniciar otro viaje a Caracas.

San Cristóbal a principios del Siglo XX

El terremoto de 1875 destruye gran parte del Táchira y 2 años después nace Rafael Ramón, hijo único varón entre 3 hermanas que nacerían después para casarse con alemanes pudientes de San Cristóbal, donde una de ellas Ana María Nogales nacida en 1883 pasaría a ser la Condesa de Westerholt al casarse el 6 de septiembre de 1920 con el conde Max Von Westerholt und Gysenberg.
Don Pedro Felipe, padre de Rafael es dueño en este momento de las minas de Cobre de Seboruco, cultivos de café en El Abejal y es a su vez uno de los grandes accionistas del sistema ferrocarrilero del Táchira, contratando a los mejores pedagogos venezolanos y colombianos para dictar cátedra privada a su hijo y a su vez estudiando en la escuela alemana del Táchira regentada por Teodoro Messerschmidt siguiendo la tradición de las familias pudientes andinas, posterior a esto el niño Rafael se irá a cursar estudios en Alemania y Bélgica.

El Joven militar Rafael de Nogales Méndez

Poco después de su llegada a Europa muere su padre, y a los años morirá su madre quedando a los 16 años huérfano y tan solo con algunos primos lejanos a su lado, tomando rumbo a París donde empezarán sus aventuras “buscándole 5 patas al gato” y marcando su personalidad guerrera y arriesgada. Es en París donde se meterá en problemas por primera vez siendo retado a duelo por un ofendido marques de Montalvo, lo que le obliga a irse a España y luego a Bruselas donde inicia estudios militares y cursos de filosofía y letras.
Para el momento no solo es un aguerrido cadete si no un excelente estudiante, al punto que es invitado por el Rey de Bélgica Leopoldo II a una cena anual para celebrar sus altas calificaciones junto con las de otros excelentes estudiantes de su imperio.
Algún tiempo después se da la primera aventura que casi le cuesta la vida, donde en los Alpes Suizos hace una apuesta y promete cruzar a pie el Paso de San Bernardo, apuesta donde casi muere, aunque no sería la última, pues en este momento emprende una campaña y extraña obsesión por el peligro como dirá en su libro Silk Hat “comencé a mirar alrededor en busca de alguna excitación genuina, por algo con mucho humo de pólvora y con bastante estimulo en ello”.
Llega a Barcelona (España) en 1898 y es ya un militar de carrera con altas credenciales del imperio alemán y belga, en su haber cuenta con su español natal y además maneja a la perfección el inglés, francés y alemán, busca nuevamente una aventura e ingresa como voluntario al ejército expedicionario español para luchar la guerra contra Estados Unidos, por defender el territorio de España de la Isla de Cuba muy cerca de su natal Venezuela.
Su bautismo de fuego en suelo cubano no es nada fácil, pues los norteamericanos son superiores a los españoles y el Alférez Nogales Méndez todavía no es un militar experimentado.
El hundimiento del Acorazado “Maine” en la Bahía de la Habana es la gota que revienta el chorote*, los norteamericanos despliegan su poderío militar sobre la presencia española en la isla, mientras que el joven Alférez Nogales es asignado al sitio de El Caney cerca de la ciudad de Santiago donde resisten al fuego estadounidense valerosamente, pero la fuerza española es muy inferior y poco después capitulará ante el General Shafter. Nogales con 18 años obtuvo lo que quería, presenciar en vivo la batalla y ser parte activa de ella.
Luego de Cuba, Nogales parte a Haití y Africa del Norte donde mata en duelo a un barón francés que protegía el honor de su esposa profanada por el tachirense, que si algo amaba era la guerra y las mujeres.
Luego de esta situación pasa de Marruecos a Túnez y luego Egipto, donde encuentra contactos que le proponen una misión como mercenario para rescatar un emir prisionero en el reino de Afganistán. La misión luego de ser exitosa empieza a darle fama dentro de los diferentes sultanes de los reinos orientales, donde irá a parar desde Calcuta hasta Beijing y El Congo donde disfrutó de la cacería deportiva en safaris con importantes reyes y condes de la época.
Después de estar una década fuera de Venezuela regresa, pues ha triunfado en 1900 la revolución de sus paisanos, y Cipriano Castro asume el poder junto a su lugarteniente Juan Vicente Gómez. Los andinos entran por primera vez a formar parte del entorno venezolano, saliendo del aislamiento e irrumpiendo en la historia a punta de galope y machete.

Los tachirenses tienen el poder desde 1900

Castro le ofrece un importante cargo dentro del ejército y éste lo rechaza, generando las primeras tensiones con el nuevo presidente, días después un encontronazo en el Casino de Macuto con Castro le hará irse nuevamente del país ante la inminente amenaza de ser hecho preso.
Al salir de Venezuela se embarca a República Dominicana, Nicaragua y Honduras donde participa en conspiraciones para derrocar y montar gobiernos, ayuda en el contrabando de armas para alzamientos mientras trata de instaurar para Venezuela el Partido Nacionalista de los Andes, el cual luego creará el exiliado Carlos Rangel Garbiras quien planea derrocar a Cipriano Castro.
En su aventura por Centroamérica fue capturado y estuvo a punto de morir en varias ocasiones por su exceso de confianza, cualquiera diría que quería ser un Indiana Jones de principios de siglo con infulas de Francisco de Miranda, lo cierto es que fue ganando tanto respeto en el continente que al llegar a la Revolución Mexicana -en la que participó de manera activa junto a Pancho Villa- ya tenía en su currículo el haber sido espía de China contra el imperio japonés, haber sido cuatrero en el viejo oeste norteamericano apodado el “Nevada Méndez” y conocido hasta lo recóndito de Alaska como “Kid Méndez” cazador de osos negros, lobos y alces.
La GRAN GUERRA (1914 – 1918)

Nogales Méndez como Bey (General) del Imperio Otomano

Como salida de un guión de Hollywood, la historia de Nogales Méndez lo llevó de guerra en guerra, de país en país, de imperio en imperio y fue a parar en Europa en 1914, estalla la Gran Guerra y Nogales lo celebra, quería entrar en batalla cuanto antes por lo que fue a buscar cualquier contacto que pudiera ayudarlo a entrar en el ejército aliado, su primera opción fue Francia, la desechó de inmediato cuando le obligaron a dejar su nacionalidad venezolana o participar con ella en la Legión Extranjera. Decepcionado recorrió media Europa pero en todas encontró la misma respuesta, con su nacionalidad venezolana nadie lo aceptaría en un ejército así tuviera las mejores credenciales militares.
Temeroso que la guerra terminara pronto y él no pudiera participar regresó a América a tocar puertas y contactos, al no encontrar ayuda vuelve a Europa y recorre de consulado en consulado pero nadie lo acepta, pues Venezuela había dejado clara su neutralidad en el conflicto, un venezolano no sería aceptado como aliado en ningún ejército.
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Luego de buscar durante 1 año, Nogales es recibido por políticos importantes del Imperio Otomano (Turquía) quienes lo comunican con el agregado militar alemán en Constantinopla a donde llega en 1915,  Fue en este momento donde su sueño se hizo realidad, pues el Mariscal Liman Von Sanders, Jefe de la misión alemana en Turquía y el General Bronsart Von der Goltz, jefe del Estado Mayor Turco le conceden un grado de oficial sin dejar su nacionalidad y lo envían al frente ruso en el Cáucaso para acabar con eslavos y armenios.

Desde las estepas a las montañas, los páramos, desiertos y las ciudades medievales, la actuación de Nogales fue tal que al poco tiempo alcanzó el grado de Bey (general) en el ejército Otomano con el apoyo del ejército alemán,  llegando a obtener la Cruz de Hierro de Primera Clase de manos del káiser Guillermo II de Alemania así como el sable de Mejishovon y la estrella de Mechedieh, entre otras condecoraciones.
Nogales estuvo en el famoso y tristemente célebre sitio de Van, en el frente de Mesopotamia, en el frente de Kut-El-Almara (1916) en el frente de Palestina y Gaza en (1917) donde su ejército derrotó a los británicos, fue gobernador militar del Sinaí en Egipto, pero no le fue fácil conseguirlo pues esta provincia estaba tomada por el ejército inglés y su misión era recuperarla para gobernarla, y así fue, luego de la impresionante victoria dinamitó los pozos de Bir-Birén y tomó la puerta egipcia, aunque posteriormente le fue ordenado regresar a Constantinopla.

No llegaba al metro con 70 centímetros pero era un extraordinario militar

A pesar de la actuación del venezolano en la guerra las tropas aliadas avanzaron con fuerza en las trincheras europeas y movieron los cimientos de los ejércitos en oriente, los que fueron retrocediendo poco a poco hasta que las armas dejaron de sonar con la rendición de Alemania en 1918. Nuevamente Nogales había conseguido lo que quería, una participación gloriosa en batalla y otra historia para contar en sus interminables diarios.
A pesar que Nogales esperaba que las tropas británicas lo capturaran y lo encerraran, recibió todo lo contrario, muchos oficiales británicos le admiraban y le invitaron a cenar, también el Cuartel General Británico le otorgó un pasaporte y un salvoconducto para salir de Constantinopla.
Ya casi con 40 años regresa triunfante a la vida civil en una Europa en reconstrucción, pero su nombre le precedía y los servicios de inteligencia de Francia le mantenían vigilado pues le acusaban de espía de los perdedores de la guerra, así empezó la persecución contra él, una persecución que le hizo volver a América, primero a Colombia pues en Venezuela Juan Vicente Gómez le tenía reservada una celda por su enemistad personal desde tiempos del gobierno de Castro.
Ya en Colombia, Gómez presiona y nuevamente debe salir, no sin antes levantar una proclama y un intento de revuelta para tomar Venezuela la cual fracasa rotundamente y debe esconderse nuevamente de la muerte, donde es herido y casi no sale vivo.
En su exilio de Europa y Venezuela empieza a plasmar sus diarios, memorias y sus escritos, los cuales empiezan a sonar en diversos países, pero ningún gobierno le daba asilo o quería tenerlo en su territorio. El hombre que fue uno de los generales más importantes del medio oriente ahora era un don nadie, escondido en bares de mala muerte y puertos escondidos mientras se hacía con nuevos amigos.

Al morir Gómez, Nogales regresa a Venezuela en 1936, ya con 58 años, muchas heridas de guerra y muchas condecoraciones militares, se siente confiado en que el General López Contréras realizará un buen gobierno.
Ya en suelo venezolano, Nogales se va para el Táchira donde visita las viejas minas de cobre de Seboruco que tenía su padre y le escribe una carta al gobierno para ofrecer su experiencia militar en la formación del ejército venezolano, pero aunado a esto empieza a escribir incómodos artículos y panfletos que lo hacen molesto para el General López Contréras quien para quitárselo de encima le da la dirección de aduana de Las Piedras en Falcón. 

Con este cargo Nogales fue muy conflictivo por lo que se creó muchos enemigos y duró muy poco tiempo en la aduana, regresando a Caracas para generar incomodidad política por tan reaccionaria pluma y verbo. La solución del gobierno fue enviarlo como diplomático a Panamá, donde ya enfermo de artritis y otras enfermedades, muere a las 2:45 pm el 10 de julio de 1937, luego de una intervención quirúrgica por una infección en la garganta.
Catorce días después llegó el cadaver de Nogales a La Guaira, embarcado en una caja como cualquier otro paquete, entre especias, manzanas y demás productos entraban a Venezuela los restos de un hombre sin duda conflictivo pero sorprendente, con sombras y luces y una vida tan interesante como emocionante, errores y victorias.
El cuerpo de Nogales se pudrió por días en la aduana y no se le rindieron ningún tipo de honores, ya no tenía familia en Venezuela y mucho menos amigos. El 2 de agosto de 1937 se le realizó un módico entierro en el Cementerio General del Sur en Caracas donde permaneció hasta 1975. Sus restos reposan en el Instituto de Oficiales Retirados de las Fuerzas Armadas (IORFAN).

El héroe de Gaza y Egipto y terror de las tropas inglesas murió sin gloria y en el más triste abandono, desterrado por la historia y olvidado por su pueblo.

Lanceros otomanos del General Nogales Méndez

“Si ves una buena guerra, ve a ella”
Rafael de Nogales Méndez 

*Chorote: Andinísmo para la vasija de barro de guardar guarapo y miche

Bibliografía:

– Memorias de un soldado de fortuna / Rafael de Nogales Méndez

– Cuatro años bajo la media luna / Rafael de Nogales Méndez

– Rafael de Nogales Méndez / Mirella Quero de Trinca 2010 

– Nogales Bey / Pedro Almarza 1997

– Memorias del General Rafael de Nogales Méndez / Traducción de Ana Mercedes Pérez 1975

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